Museo
A diario, un equipo de mecánicos, pintores y restauradores trabaja en la puesta en valor de los vehículos que se incorporan. La mayoría requiere un trabajo artesanal para recuperar piezas que ya no se fabrican. Más de 350 unidades se encuentran al alcance del público, muchas ya recuperadas y funcionando, otras
a la espera de su turno para ingresar al taller.
Algunos días de la semana, es posible presenciar la puesta en marcha de varias piezas importantes como, por ejemplo, un impresionante tractor a vapor inglés marca Clayton de 4 metros de altura, un elefante mecánico del año 1903 cuya manipulación está a cargo de un calderista profesional. Otro vehículo especial es una de las pocas unidades sobrevivientes de camión utilitario marca Willys modelo 1913, que entonces era una incipiente firma que se populizaría recién décadas más tarde con la construcción de los famosos Jeeps. En el Zoo están también expuestos emblemáticos vehículos de la industria nacional como el famoso tractor Pampa, el primero de fabricación nacional. También pueden apreciarse la célebre cupé justicialista y el auto Graciela, cuya fabricación fue impulsada durante los primeros años de gobierno de Perón, como parte de la política industrializadora del país.
Otra pieza al alcance de los visitantes es un curioso 4x4 francés marca Latil del año 1916, rareza tecnológica aún hoy, porque cuando se maniobra el volante en un sentido u otro mueve las cuatro ruedas al mismo tiempo.
También están en exhibición varios gigantescos tractores a vapor de fines del 1800 y principios del 1900.
Ellos fueron las primeras unidades que circularon por los campos argentinos y que abrieron los primeros surcos en los que se sembró la mecanización del agro
nacional, la que hizo de la Argentina el granero del mundo de aquel tiempo y uno de los principales productores agrícolas del planeta en la actualidad. Una de las piezas más preciosas actualmente es el camión Sentinel S6, una de las dos unidades sobrevivientes de un encargue de 100 que fue especialmente encargado a una firma inglesa bajo el gobierno de Perón. La particularidad de este camión de la década del ’50 es su funcionamiento a vapor, tecnología no aplicada a vehículos de carretera. Lo extraordinario de aquel particular encargue se debía al plan de utilizar estos camiones en las minas de carbón, material que a su vez sería aprovechado como fuente de energía para su tracción.
